Para calentar, presentamos “Consumo verde”, una dinámica que permitió a familias conocer sus hábitos de consumo. ¿Qué crees que gano?, ¿los buenos hábitos o los malos? La respuesta te sorprendería .

Seguido pasamos a la acción, la misión se dividió en dos. El primer grupo empezó con una gymkhana interactiva llamada “Actívate y lucha por el cambio”, familias deberían superar varios retos sobre economía circular, ecodiseño y aprovechamiento de residuos para salir del laberinto de la mala alimentación.

Por otra parte, el segundo grupo, tuvo que mancharse las manos. Niños de entre 7 y 11 años realizaron un taller de aprovechamiento, donde aprendieron a reutilizar aceite para crear verdaderas obras de arte como jabones, velas y ¡hasta plastilina casera! Los adultos, por su parte, tuvieron un taller gastronómico para aprender a hacer recetas de aprovechamiento. Suena bien, ¿verdad? Lo que está claro es que reutilizar no es para nada aburrido.

Una vez ambos grupos hubieran cambiado de tareas, todas las familias se volvieron a reunir para el reto final, un concurso para abordar el problema del desperdicio alimentario. Las familias se tuvieron que romper el coco para encontrar alternativas sostenibles y saludables al malgaste de comida. Parece difícil, pero la misión acabó con final feliz.